24/4/09

Estadios de la vida universitaria


Creo que se explica por sí solo.
Pero por las dudas... son los distintos estados emocionales por los que un estudiante universitario pasa durante sus estudios, tanto a nivel global (es decir, su carrera) como a nivel particular en cada materia, en cada cuatrimestre, incluso en cada semana o día (sí, así de volátiles somos; peor que una mujer embarazada).

Se empieza exuberantemente feliz, por la nueva etapa, el amor por el saber y blabla....
Se progresa a una felicidad disminuida cuando en tus primeros deberes te enfrentas a que tienes que leer cuatro libros para la semana que viene, resumirlos, hacer un trabajo práctico...
Luego un estado de shock, claro, porque todos estos deberes son demasiado difíciles de procesar en tu mente recién egresada del secundario (o cuando acabas de terminar de rendir los finales del año anterior, también).

Posteriormente se progresa a un estado de admiración, por la maravilla de los conocimientos que vas adquiriendo, cosas que no pensabas que eran así y tal.
De ahí al asombro ocasionado por haber leído la bibiliografía, haber entendido A y que en verdad significaba B había solo un paso... así que la sorpresa es aún mayor (y peor).

Luego hay un estado de emocionalidad, donde sientes lástima de vos mismo al sacrificar el fin de semana para terminar de leer, por ejemplo, la infame Ilíada que no te puedes sacar de encima... y cuando te preguntan qué te quedó de tu lectura, tu respuesta es: "..."

Un estado de frustración, porque no puede ser que no entiendas algo tan fácil.
(ah, ya para este estadio te has enfrentado a la burocracia que hay detrás de las insistencias incorrectas, y tu frustración también se contagia a ese tema).

El siguiente estadio es el denominado trance o "coma cognoscitivo", donde la asimilación de tantos conocimientos te ha despojado de tu capacidad innata para conectar ideas y tomar apuntes en clase. Se visualiza en enunciados como "es que..." (silencio eterno, porque no tienes idea de lo que querías decir), "¿qué?" o "¿ehhhh?" cuando alguien te hace una pregunta como "¿qué fue lo que acaba de decir?"

Luego se evoluciona a un estado de rebeldía, donde uno quiere revolucionar el sistema (es decir, prender fuego todo, colgarse del caño de ventilación o del techo de la facultad).

Cuando esa euforia ha disminuido, el estudiante universitario se ahoga en la desesperación, en la desazón, en el estupor, pavor, incertidumbre.... y así emana de él el llanto descontrolado, que en nuestro caso particular tiende a suceder marcadamente los jueves.

Se avecinan los parciales... sí, a esos que les temes porque de esos depende si recursas o no, si eres un fracasado rotundo o no. Por eso, las ojeras, que posiblemente te maquilles porque no puedes llegar a distinguir dónde termina tu ojo y dónde tus ojeras. Y claro, mucho menos distinguir el final de la pila de libros que tienes para leer.

Así, las ideas se prenden fuego en tu cabeza y todo gira y gira. Ya no hay solución para tu desconcierto...

Así, caes de rodillas ante la cátedra, suplicando clemencia. Al no recibir respuesta, porque claro, no te arrodillaste ante el profesor titular, sino en la puerta del edificio de la facultad (el cansancio no te permitió subir las escaleras), la idea del suicidio no parece tan mala. Da la coincidencia que es lunes de una semana de parciales. Sí, es el día perfecto...

Y así termina la historia del estudiante universitario: la irrevocable muerte.
O en su defecto, otro posible destino es la venta ambulante en el tren. Pero esa es otra historia.

21/4/09

El discurso de las cejas sugerentes

No es por desesperación, sino por pura contemplación. Las cejas se elevan hacia la admiración de los horizontes de la Belleza masculina.

Es una contracción natural de los músculos, pero, ¡cuidado! No se debe abusar de su uso, ya que puede producir calambres crónicos.

Para evitarlo aconsejamos:
  • Ingerir una dosis diaria de potasio (intervención de nuestra especialista en Todología, Sofia, la de la melena exuberante).
  • Cubrirse la vista ante la exposición desmesurada cuantitativamente de los /guacos/

Para esta condición es necesario un sumo manejo de la responsabilidad y voluntad por parte del usuario.

Cabe aclarar la distinción entre las dos manifestaciones de este mismo fenómeno. Cuando se arquean simultáneamente las dos cejas, connotan el significado puro de contemplación. En cambio, si el movimiento remite a una sola ceja, puede ser interpretado como una actitud promiscua o posible provocación, cuyo efecto puede ser la intimidación en el receptor.


Nuestro discurso de las cejas, con su carácter no verbal, nos permite la comunicación de múltiples emociones.


"Su presencia monopoliza el momento"


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¿Eh?